Se acabó (o salir del círculo).


Es el último día del año. Son los estertores de un 2022 muy distinto en cada casa, pero que, en todos los casos, está por culminar. Muchos quieren que ya acabe y otros optarían por prolongarlo. Aunque se veía venir el final, no falta a quienes nos tomó por sorpresa y, a última hora, pretendemos hacer todo de último momento.

La vida es un partido de futbol de 90 minutos, o del deporte que más nos guste. O del que menos. Para algunos habrá alargue, incluso penas máximas, pero nadie disputará un juego de vuelta, por lo menos no bajo el mismo nombre que llevamos hoy en el dorsal. No hay posibilidades de regresar por la revancha, o sea que lo que no realicemos en este campo de los sueños donde nos tocó jugar, habrá quedado simplemente en nuestra imaginación, en el olvido.

¿Cuántas estupideces tiene un hombre permitido cometer sin padecer las graves consecuencias?, ¿cuánto tiempo nos podemos dar el lujo de perder antes de que el daño a nuestro destino sea irreparable? Mientras corría en mi lugar de casi siempre, vinieron muchas preguntas a mi cabeza en lo que se supone sería un trote del recuento del 2022. Tenía previsto correr un maratón para el que ni siquiera pude terminar de entrenar, escribiría una novela en la que tampoco avancé y, juré, me disciplinaría. Quizá me faltó escribir cada intención con claridad en una hoja de papel como hice en 2021, que hasta fijé en un corcho (y se cumplieron, tal vez porque las veía y recordaba a diario).

Se ha ido un año más y con él se va un poco de nosotros junto con una pequeña parte de nuestras probabilidades de materializar nuestros sueños, en los bolsillos. 

El aprendizaje que me deja este año es que hay que salir del círculo. Así nos dijo la reumatóloga que vio a Lorenzo tras meses de achaques post covid y un proceso inflamatorio muscular que le quitó las ganas hasta de jugar futbol, derivado de una vil infección de oído. Le dolía el cuerpo entero al menor esfuerzo y se agotaba y sufría mareos apenas corría unos minutos. 

«Tenemos que salir del círculo. Por supuesto que es real lo que le ocurre, claro que se siente mal y no quiere ni jugar, pero si continúa así, va a ser cada vez peor y más crónico. Tiene que obligarse y retomar su vida normal poco a poco».

Para seguir nuestros propósitos anuales y cumplir nuestras promesas de vida no nos queda otra que salir de cualesquiera círculos viciosos que nos recluyan. El único modo de vencer la inercia de no hacer nada, la parálisis emocional e incluso el estatismo anímico, es ejercitando la voluntad a toda costa. Es fácil, por eso es muy difícil, aunque se puede.

Se acabó el año, pero viene otro con todas sus posibilidades. Sólo hay que salir del círculo y tratar, como sea, de recuperar la ilusión, el entusiasmo y las fuerzas, bien sea para volver a correr, para escribir, para continuar en la música, para levantarse al trabajo, para alcanzar un sueño, para conseguir el éxito en lo que deseemos o, simplemente, para continuar viviendo de la mejor manera.

Feliz 2023 para todos ustedes y la gente que quieren.

Estoy en FBTwitter, IG y LinkedIn como @FJKoloffon. Y trabajo en La Novelería y en Koloffon Eureka.

Posdata: eso sí, en 2022 y a mis 46 años me puse mi primer y posiblemente único tatuaje (doble): wing.

w i n g

Texto publicado en la columna semanal Don’t Stop Me Now del periódico El Universal.

 


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