Seis cosas que hacer mientras corres una distancia larga.


Ayer corrí la última distancia larga de tres horas antes de mi maratón del próximo 14 de abril. Fui a la Pila, circuito montañés en Acopilco, todavía Ciudad de México, que a los 33 kilómetros de entrenamiento bien podría llamarse el Purgatorio.

Allí arriba, durante los 180 minutos a través de ese demandante camino de de ida y vuelta, me puse a hacer un recuento mental de algunas cosas que suelo hacer al correr distancias largas, y que me permito recopilar en esta lista:

1. ARREPIÉNTETE DE TUS BAJEZAS, así como Rodrigo Mendoza (Robert De Niro) en la película The Mission, quien para expiar la culpa de su alma se impuso la penitencia de atravesar la selva y subir por las montañas arrastrando una red llena de armas, armaduras y bagaje. A eso invita la montaña, a despojarse de los lastres internos y a reconciliarnos en medio del agotamiento. A las dos horas cualquiera empieza a arrepentirse de sus pecados.

2. SIENTE LA FUERZA DE TU MÚSICA FAVORITA, sea cual sea pero que te encante y te anime a seguir. Yo últimamente prefiero correr en silencio, pero antes lo hacía con las canciones que más me emocionaban, desde “God Only Knows” hasta “Bitter Sweet Symphony” y artistas como Bowie, Death in Vegas, The Horrors, Neil Young o Pulp. Nunca me han gustado las canciones que aceleran a la mayoría, esas cadenciosas y de muchos bits de los gimnasios. Me acuerdo una vez en mis años veintes cuando soborné (mea culpa) a un DJ en un bar underground de música house para que pusiera “In the Mood” de Glenn Miller seguida de Frank Sinatra. La gente flipó.

3. JUEGA EL JUEGO DE LAS 10 PERSONAS. Aplica especialmente en los circuitos ida y vuelta, donde otros corredores te pasan junto en contrasentido (como en la Pila), y consiste en imaginar que de entre esas diez primeras personas tienes que besar y acostarte con una. Y sí, únicamente puedes elegir una —nada que escoges una y luego mejor a otra que te gustó más—, y si no lo haces a tiempo, te tocará forzosamente la décima, independientemente de su sexo. Practícalo por pura curiosidad un día y comprueba cómo se te olvida por un rato el dolor de los pies.

La Pila, foto de Sofía Pérez Suinaga

4. EN TU INTERIOR, REALIZA UN RITUAL QUE TE RECONECTE CONTIGO, reza o medita, da igual en quién creas (no importa si crees en Dios, lo importante es que él crea en ti). Mientras uno corre resulta muy efectivo exhalar lo negativo y llenarse de todo lo que deseas ser: “Yo soy la paz, yo soy el amor, yo soy la salud, yo soy la armonía, yo soy la riqueza, yo soy el bien, yo soy la posibilidad, yo soy”s. Cuando termines verás que sí.  

5. DI HOLA, saluda a quien se cruce en tu camino. Con cinco personas al día que se contagien de tu actitud, quizás un día todo el mundo se deseé los buenos días.

6. JUEGA EL JUEGO DE LAS MIRADAS. Este aplica sobre todo para los románticos y enamoradizos, corredores que gustan de sostenerle la mirada a quien les gusta, como cuando de niños nos enamorábamos a primera vista por las ventanas de los coches en los semáforos. Finalmente, un corredor siempre tendrá más de qué hablar con una pareja que también corra, a diferencia de esos encuentros banales del Tinder.

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[Fotografía de portada: Sofía Pérez Suinaga]

Columna publicada en el periódico El Universal.

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