Nadie sabe nada. O por lo menos no lo suficiente. Ni los padres, porque muchas veces se nos olvida lo que es ser hijo; ni los hijos que no son padres, puesto que nunca se han puesto en sus zapatos. Ni los maestros, porque muchas veces no entienden a los alumnos; ni los alumnos, pues no han ocupado el lugar de sus maestros. Ni las mujeres, porque no viven en el cuerpo de los hombres; ni los hombres, pues no sabemos con precisión cómo trabaja la mente de ellas. Nadie tiene la razón exacta.
Tampoco los entrenadores de futbol lo saben todo, más si no fueron futbolistas. Y qué decir de los futbolistas, cuyo mundo, por lo menos mientras juegan, es una pelota. Ni siquiera los locutores de futbol que ganan millones por narrar los partidos, o los analistas deportivos, que se supone son expertos y un niño de diez años es capaz de tener más aciertos que ellos en las quinielas.
El público en los estadios y tanto aficionado en sus sillones que se creen mejores estrategas que Pep Guardiola, más conocedores que el propio Jorge Valdano y tanto o más excelsos en el balompié que los grandísimos Juan Villoro y Martín Caparrós, quienes comparten una correspondencia periodística exquisita en este Mundial de Qatar. Nadie sabe nada.
El futbol no es nada y a la vez lo es todo, y no tiene una verdad absoluta. Hay días en que se triunfa y, ni aún así, los vencedores tienen la certeza de cómo pasó. Ya ven a Japón contra Alemania o los de Arabia Saudita contra Argentina; si hubiera una verdad absoluta, por las probabilidades de Messi y por justicia divina, los albicelestes ya habrían sido campeones hace varios mundiales. Ni los vencedores ni los vencidos saben a ciencia cierta cómo son las cosas, a veces simplemente ocurren, a pesar de los grandes presupuestos, de los planes, la disciplina y los momios.
Todas son simplemente opiniones, pero mañana puede acontecer cualquier cosa, lo que se nos ocurra, nada es necesariamente tan complicado. Basta con que una niña piense y diga en voz alta que México apaleará por cinco a los contrincantes para que exista una posibilidad de que así sea. Si nuestro entrenador argentino y el Chuky y Gallardo y Edson Alvarado y Alexis Vega se levantan con el sentimiento de que ocurrirá, puede suceder. Y lo digo yo que ni tan emocionado me tenía esta Copa del Mundo, aunque ahora sí sus sorpresas, pues si en algo creo es que la única verdad es que no hay nada que saber.
Señoras y señores, esto no es tan importante, aunque lo sea mucho. Simplemente siéntense y disfruten.
Estoy en FB, Twitter e IG como @FJKoloffon. Y trabajo en La Novelería y en Koloffon Eureka.
Columna publicada en el periódico El Universal.