Los primeros.


Tengo un buen amigo, el primero de mis conocidos en declararse abiertamente harto del modo de vida que nos inculcaron en nuestras casas y en la escuela, que mandó las tradiciones y los negocios de su familia al diablo y se dedicó mejor al yoga. Un buen día se subió a un avión, se despidió de México por la ventanilla y hoy es un swami en la India

También continúo cercano a la primera de mis amigas del grupito de mi juventud que no solo nos anunció su divorcio de su marido perfecto, sino además que se sentía atraída por una mujer. Los primeros que se arriesgan a hacer algo fuera de lo común y que se atreven a cambiar el rumbo de lo esperado por fidelidad a sus sentimientos, tendrían que ser dignos del respeto de todos los que habitamos este planeta.

El jueves pasado, la francesa Stéphanie Frappart, la brasileña Neuza Back y Karen Díaz, de México, se convirtieron en las primeras mujeres en arbitrar un partido de Copa del Mundo varonil. Las tres, atinadas en todas sus decisiones sobre la cancha, se veían pletóricas. La satisfacción se les salía del rostro por la sonrisa, mientras que la dicha permaneció desde el primer segundo de juego hasta el silbatazo final en sus miradas. 

El trío arbitral

Qué orgullo ser el padre de alguien así de rebelde por más que en algún momento, con seguridad, te hayas sentido vulnerado y que te rompían tus esquemas. Yo a veces me pregunto si no estaremos equivocados y si la paternidad no debería más bien consistir en enseñarle a los hijos a desobedecer, a romper con educación —pero con contundencia— las reglas y a desafiar lo establecido para que puedan cambiar tantas costumbres que nos estancan y el mundo evolucione.

Aunque ya casi todo está hecho, siempre existe la posibilidad de ser los primeros en tantísimas cosas: en alzar la voz, en guardar silencio, en fijarnos una meta, en renunciar a una empresa, a las expectativas, o hasta en darse de baja en una carrera para apostar por ser artista. El primero de la familia que se dedicó a la pelota o que puso un negocio exitoso, quien aprendió inglés o se convirtió en estrella de TikTok. Quien prefirió simplemente ser feliz.

Seamos los primeros

No se trata necesariamente de hacer cosas grandísimas, pero sí de sentirse grandioso, así como lucía el trío arbitral en el Alemania contra Costa Rica. No vinimos como tal a destacar, pero sí a marcar una diferencia, a hacer lo nuestro, eso que cuando conseguimos externar nos vuelve únicos. Estamos aquí para ser dueños de nosotros mismos, que es justo el significado de la palabra swami: amo de sí mismo.

La satisfacción en los rostros

Estoy en FBTwitter e IG como @FJKoloffon. Y trabajo en La Novelería y en Koloffon Eureka.

Columna publicada en el periódico El Universal.

Los primeros

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