Mich: cuando el mundo se detiene.


Hay días en los que el mundo se detiene unos instantes. Ya sea porque sucede algo insólito o cuando dos seres se enamoran a primera vista, ante un milagro, o durante esos segundos en los que el sol sale y, más tarde, en ese santiamén donde se oculta. Son contados los acontecimientos que dan lugar a esa pausa y por los que amerita que el tiempo se interrumpa.

El 19 de mayo de 1986 fue uno de esos días, en el momento exacto en que Michel Muñoz Malagón llegó a este planeta proveniente de quién sabe dónde. Porque si algo es seguro, es que no es de aquí. A sus padres se les paralizó por algunos momentos el corazón cuando se percataron de que su bebé no tenía piernas. Fue un impacto tremendo, sintieron que su pequeño mundo acababa de congelarse. Pero había algo mucho más grande detrás que todavía no alcanzaban a vislumbrar: el universo entero se había detenido para contemplar el alumbramiento de uno de esos personajes llenos de brillo que rara vez la vida alberga.

A partir de entonces el mundo se detiene más seguido, cada vez que alguien descubre con su mirada al gran Mich. «Mucha gente se detiene a mirarme, y con el tiempo aprendí a darme cuenta de quién me ve con admiración, quién como “el pobrecito” y quién me observa con respeto. Y la verdad es que dejó de importarme, porque poco a poco le di prioridad a las cosas que yo quería y no a lo que la gente pensaba o veía en mí».

Aunque por supuesto que le brindaron cuidados especiales y una atención más allá de la común, sus papás —y especialmente su abuela, quien se encargó de criarlo— nunca le dieron un trato preferencial ni le facilitaron demasiado las cosas. Siempre le asignaron tareas y deberes en casa. Ellos sabían que se avecinaba una vida probablemente difícil para Mich, por lo que no podían permitirse hacerle las cosas fáciles, por más que quisieran. Desde muy niño, Mich aprendió a valerse por sí mismo y se adaptó rápidamente a sus circunstancias. Si bien su realidad no ha sido del todo sencilla, él se adecuó de manera natural a ella. 

«Me trataron igual. Eran conscientes de que ahí no existían dos piernas, pero igual vieron la parte donde no me limitaba a querer hacer las cosas igual que ellos, a imitarlos a la forma cómo ellos le pegaban al balón. Yo tuve que aplicar mi método y era utilizando las manos». 

Aprendió a jugar a su manera todos los deportes a los que lo invitaban, hasta que se convirtió en el capitán de un equipo especial de soccer, luego en ironman y en campeón nacional de powerlifting. Yo vi por primera vez a Mich en el kilómetro 40 del Maratón de la CDMX de 2018. Ahí iba a toda velocidad en esa patineta en la que se mueve por el mundo desde pequeño, con sus manos llagadas por la fricción con el asfalto. También a mí se me fue por un instante el aliento de cuánto me conmovió, y me motivó a seguir adelante cuando ya no podía más.

Mich es un líder nato. Ojalá las marcas pronto comprendan quiénes tendrían que ser los verdaderos influencers que las representen para generar valor e inspirar a los jóvenes y a los niños y a los adultos. No nada más imparte conferencias motivacionales, sino que además se graduó como entrenador del deporte. Si saben además de alguna empresa que le patrocine guantes de protección, bienvenido el dato, pues tiene el firme propósito de continuar su recorrido por las calles del mundo abordo de su patineta. O en cualquier otra nave espacial. 

En este instante, Michel Muñoz Malagón se encuentra remando abordo de su kayak en nombre de de México en el Lago di Varese en Italia. Se prepara para Tokyo, donde estoy seguro que volverá a detener el tiempo cuando haga sonar para todos nosotros el himno de nuestro país en lo más alto del podio. Claro, con especial dedicación a sus padres, a su abuela y a Aitana Amilé, su adorada hija. 

Michel Muñoz Malagón.

Les dejo el número de WhatsApp de Mich, para aquellas empresas que quieran contratarlo para que les dé una charla motivacional a sus colaboradores: +52 55 4963 2200.

Estoy en TwitterFB e IG como @FJKoloffon. Y trabajo en La Novelería.

Columna publicada en el periódico El Universal.


comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *