Madrazo (porque soy mexicano).


Entre los mexicanos, y sobre todo entre los que corremos, el apellido Madrazo inmediatamente nos remonta al maratón de Berlín de 2007, donde luego de saltarse quince kilómetros, Roberto Madrazo Pintado cruzó la meta como “el más rápido” de su categoría. Así, hasta apenas este viernes que pasó, Madrazo era sinónimo de trampa.

Hoy, por fortuna, el apellido Madrazo nos lleva hasta PyeongChang, Corea, después de que, irónicamente, el mexicano Germán Madrazo fuera “el más lento” en la prueba de esquí de fondo, finalizando con los brazos en alto, con una emoción, una alegría y una euforia que rebasó por mucho la del suizo de 31 años que llegó en primero.

Madrazo, de 43, se puso unos esquís por primera vez en su vida hace apenas un año. Si la vida de los seres humanos se proyectara en pantallas gigantes en otras galaxias, la historia de este mexicano seguramente superaría a la cinta “Eddie The Eagle” que protagoniza Hugh Jackman, y se alzaría con el Óscar intergaláctico a mejor película, mejor guión y mejor actor principal.

He oído varios comentarios respecto a que es irresponsable prepararse con tan poco tiempo para una justa olímpica y que es vergonzoso aplaudir un último lugar, pero cabe mencionar dos cosas: primero, Madrazo no fue realmente el último, tres competidores no consiguieron terminar el extenuante recorrido de 15 kms (casualmente, la misma distancia que se brincó el político tabasqueño), y, segundo, Madrazo no se convirtió en The Greatest Showman de la noche a la mañana. No, él ya corría, nadaba y pedaleaba bici como un loco tiempo atrás, hacía triatlones y ironmans, llevaba entrenando el espíritu y fortaleciendo el alma hacía mucho. Si no, no habría podido finalizar semejante prueba.

Necesitamos más irresponsables como él que atenten contra la lógica y transformen la realidad, que cambien el sentido de las cosas y hasta el significado de los apellidos, que impacten positivamente al mundo a madrazos, sin esperar sentados un golpe de suerte. Necesitamos más gente así que nos inspire a ser los protagonistas de nuestra película. Necesitamos a la mujer con sobrepeso que consigue correr su primer circuito de dos kilómetros en Viveros, necesitamos al tipo que diagnosticaron con la enfermedad más temible y tan solo un año después terminó un maratón. Necesitamos más Lupitas González, quien tras recién convertirse en marchista ganó la plata en Río de Jaineiro, necesitamos más jóvenes rebeldes como Emmanuel Lubezki, quien apenas comenzaba en la fotografía y ya contradecía a sus directores cuando no estaba de acuerdo con ellos. Necesitamos más Guillermos del Toro que combatan el terror con monstruos.

No necesitamos más socialités con la chamarra de “Mexico Is The Shit”, necesitamos más gente común que se quiera contagiar de pasión, más irreverentes que simplemente conviertan en realidad sus fantasías porque son mexicanos. Porque los mexicanos podemos hacer lo que se nos antoje, incluso quedar en el último lugar de las Olimpiadas de invierno y ganarlas.

«Sing along with the common people,
Sing along and it might just get you through».

Columna Don’t Stop Me Know publicada en El Universal.

Twitter: @FJKoloffon


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