Es septiembre y vale la pena dedicarle este espacio a una heroína que nos da patria de a deveras, no como quienes se dicen muy patriotas y en realidad no hacen nada por los mexicanos más que dar discursos y dádivas baratas para consagrarse en un poder que sólo sirve para perjudicar.
Y como a mí en esta sección del periódico me toca hablar de deporte, vamos a hablar de Ella Bucio, una guerrera que, sin importar las circunstancias y el coraje, sigue portando el uniforme y ondeando nuestra bandera con orgullo, porque sabe que México no es el país de mierda al que muchos se refieren, porque sabe que este país no son esos malos gobernantes, ni los saqueadores de antes ni los que vengan, sino que este país somos nosotros, los mexicanos que nos emocionamos con historias como la suya.
“Antes de irme a competir a Bulgaria fui al gimnasio a despedirme de mi entrenador y saliendo de ahí lloré. Lloré porque él debía ir junto conmigo, pero no fue posible por temas de dinero”, escribió Bucio, atleta mexicana de parkour, tras coronarse campeona en el mundial celebrado el 11 de septiembre pasado en la ciudad de Sofía.
Este es el primer año que participa en competencias internacionales (en el mes de mayo pasado había ganado también el oro en la Copa del Mundo de Montpellier, Francia), pues durante cinco años tuvo que ahorrar todas las ganancias de su trabajo como doble de alto riesgo en películas y series televisivas, para sufragar sus gastos como deportista.
“Da igual si tienes el talento para ir, si no tienes el dinero estás fuera. Mientras trabajaba pasé meses sin practicar parkour, por lo que mi progreso en esos cinco años fue lento y frustrante. Yo sabía que podía ser la mejor, pero no tenía tiempo para entrenar lo suficiente. Con los ahorros de todo ese tiempo pude dejar de trabajar y en estos tres meses que me dediqué exclusivamente a entrenar tuve un progreso muy importante que me llevó a ganar estas dos copas mundiales”.
Siempre he tenido una profunda admiración por los atletas mexicanos que ganan mundiales y olimpiadas, pues sé lo que implica ser deportista en México, porque llegamos así de lejos no gracias a nuestro gobierno, si no a pesar de él. Y, encima, portamos la bandera con muchísimo orgullo, pues ser mexicano a veces es esforzarse el doble. En todo este proceso el coraje ha sido mi principal motor y mientras lloraba, camino al aeropuerto, me dije: «Voy a ganar esta mierda».
Y ganó. Y, entonces sí, todos los politiquillos querían una foto suya con la camiseta y los colores patrios, para la difusión, por supuesto. Y para colgarse medallas que no les corresponden, más después de que le dan la espalda a la gente de talento.
La carrera atlética de Ella Bucio apenas comienza, y lo hace desde el punto más alto.
Estoy en Facebook, Instagram y Twitter. Y trabajo en La Novelería y en Koloffon Eureka.
Columna publicada en el periódico El Universal.