La más impactante campaña publicitaria de futbol de todos los tiempos no la hizo Nike, ni Under Armour o Adidas. No, la realizó un mexicano que ni siquiera es publicista y fue en 2015. No es noticia, pero acabo de adentrarme en la historia y quiero contarla.
Desde niño, Gerardo Gaya se distinguió por no tener miedo. O, mejor dicho, por enfrentarlo. Nunca le temió a la oscuridad, ni a los monstruos, ni a los grandulones del colegio. Ni siquiera a la creencia de que sin una carrera no tendrás éxito, y decidió estudiar en la universidad de la vida.
Pero todo cambió en el verano de 2014, en el túnel para abordar un avión con su esposa y sus hijos. Álvaro, el pequeñito de dos años, comenzó a gritar eufórico una y otra vez por su primer viaje. Un pasajero junto a ellos reaccionó muy agresivo, hasta insultarlos para que lo callaran. Gerardo, a pesar del coraje, se paralizó por completo y no pudo decirle nada.
Meses antes, Álvaro acababa de ser diagnosticado con autismo.
“Si por mi cuenta cabe, el 2 de abril en este país no vuelve a ser igual, tenga lo que tenga que hacer”, pensó Gerardo ya sentado en el avión. Y, sí, a partir del siguiente 2 de abril, Día del Autismo, nada fue igual.
Mientras diseñaba páginas web y vendía seguros, Gerardo empezó todo un movimiento al que se unió el futbol. Con la ayuda de Jimmy Lozano (exseleccionado nacional) y su esposa Caty Serna, reunió en una campaña muy emotiva a varias de las figuras internacionales más sobresalientes de aquel tiempo: Pep Guardiola, Xavi Hernández, Xabi Alonso, Álvaro Arbeola, Javier “El Chicharito” Hernández, y nada más y nada menos que al mismísimo Arjen Robben, a quien hay que conocer no solo por su #NoEraPenal, sino por jugadas tan bellas como esta a favor de la concientización sobre el autismo.
Este mensaje en el que participaron también “El Piojo” Herrera, Gerardo Torrado, Memo Ochoa, Rafa Márquez, Héctor Moreno y todo el tricolor, impactó en millones de personas alrededor del mundo. Ese fue solo el inicio de la gran labor de Gerardo Gaya, quien después extendió su esfuerzo al cine y al teatro con funciones incluyentes, sin tantas luces ni ruidos fuertes.
Distintas industrias se sumaron a la causa, incluso alguna aerolínea, y el día que Gerardo vio el nombre de Iluminemos de Azul (la fundación que hoy preside en pro del autismo) estampado precisamente en el fuselaje y al interior de un avión —donde todo comenzó—, entonces entendió que detrás del miedo hay algo grande que nos espera.
En estos días complejos es importante recordar lo que somos capaces de hacer…
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Texto publicado hoy en El Universal Online.