La cabeza se me desbordaba de pensamientos. “¿Qué será de mí?”, me pregunté en pleno comienzo de año, época en que muchos nos sentimos vulnerables. Sentía una honda angustia por mi futuro.
Enseguida, junto a mí, una madre le grito a su pequeño: “¡No te vayas hasta allá, vas muy lejos!”, mientras éste se alejaba en el parque.
“Regresa a ti”, me dije.